El amaranto es una de las plantas más antiguas y nutritivas de América, con una historia que se remonta a más de 7,000 años. Su cultivo fue fundamental en la dieta de civilizaciones prehispánicas como los aztecas y los mayas, quienes lo consideraban un alimento sagrado por su alto valor nutricional y su simbolismo en rituales religiosos.
El Amaranto en la Época Prehispánica
Los aztecas cultivaban el amaranto extensamente en el Valle de México y lo utilizaban en múltiples formas: en alimentos, ofrendas y ceremonias religiosas. Se dice que los guerreros aztecas consumían amaranto mezclado con miel o chía para obtener energía y resistencia en las batallas. Además, lo usaban para elaborar figuras de sus dioses, las cuales eran consumidas en rituales como símbolo de comunión con las deidades.
Los mayas también valoraban el amaranto por sus propiedades nutritivas y medicinales. En su sociedad, esta planta no solo era un alimento básico, sino que se empleaba en tratamientos contra enfermedades y como parte de su medicina tradicional.
La Prohibición del Amaranto en la Conquista Española
Con la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, el consumo y cultivo del amaranto disminuyó drásticamente. Los españoles, al notar su fuerte vínculo con los rituales religiosos indígenas, prohibieron su cultivo y lo reemplazaron con cereales traídos de Europa, como el trigo y la cebada. Como resultado, el amaranto estuvo al borde de la extinción en la Nueva España y su consumo se redujo significativamente.
El Resurgimiento del Amaranto en la Actualidad
A pesar de su prohibición, el amaranto nunca desapareció por completo. Algunas comunidades indígenas continuaron cultivándolo de manera clandestina, permitiendo que esta valiosa planta llegara hasta nuestros días. Actualmente, ha experimentado un resurgimiento debido a su reconocimiento como superalimento, gracias a su alto contenido de proteínas, aminoácidos esenciales, fibra y minerales como el calcio y el hierro.
Hoy en día, México es uno de los principales productores de amaranto, con estados como Puebla, Tlaxcala y el Estado de México liderando su cultivo. Su versatilidad ha permitido su incorporación en múltiples alimentos, desde barras energéticas y cereales hasta productos horneados y bebidas saludables.
El Amaranto en la Cultura Popular
Además de su uso en la alimentación, el amaranto sigue teniendo un lugar especial en la cultura mexicana. Un ejemplo icónico es la tradicional alegría, un dulce típico hecho a base de amaranto y miel o piloncillo, que es especialmente popular en festividades como el Día de los Muertos y las ferias regionales.
El redescubrimiento del amaranto no solo representa una recuperación de las tradiciones prehispánicas, sino también una oportunidad para promover una alimentación más saludable y sostenible. Su capacidad de adaptación a diferentes climas y su valor nutricional hacen de esta planta un símbolo de resistencia y fortaleza, tanto en la historia como en la actualidad.